“ (…) Ay, nosotros, respirando, salimos de
nosotros y nos disipamos; de ascua en ascua vamos despidiendo cada vez un olor
más tenue. Entonces uno probablemente nos diga: sí, entras en mi sangre, esta
habitación, la primavera se llena de ti… Qué se puede hacer, él no nos puede
detener, desaparecemos en él y en torno a él. Y a los que son bellos, oh,
¿quién los retiene? Incesantemente surge apariencia en su rostro y se marcha
(…).”
Rainer María Rilke. “Elegías
de Duino”.
EL CLUB DE LOS CANTANTES
(2ª Parte)
Las
luces lo entumecen todo. El color del corredor de las crines satinadas, o de
led, allí se reconocen… Todo fluye y duele al mismo tiempo, y no sabes por
dónde empezar, el mármol frio de las calles, el ocre de las chirolas, el nombre
Van Heeade, el azul turquesa de las boletas, el número 2, (Vomita) osea, ser
segundo. El pipa le sube la guitarra. Nunca has pensado en el dolor, ¿de dónde
surge?, ¿qué o quién lo produce?, ¿por qué duele?, ¿por qué esa prohibición?:…
“Eso no”, “ahora no, más tarde”,
“quizás”, “no se puede”…
Un
día lo encontré todo quemado; las calles, la iglesia, el ayuntamiento, la
puerta de mi casa. Sí, vivía en el quinto pino, veía las naves pasar allí…
Duraba 3 horas en el piso. Si decidía ir a andar, pronto me volvía para casa… 5
minutos. Si miraba que algo molaba, quitaba la mirada, no aguantaba, décimas de
segundo. Milésimas si te veía. Mas ahora, después de la debacle del Mariners,
de nuevo todo vuelve a empezar. Siento que mis labios ya no valen para besar y
que mi rostro arrugado, por las inclemencias de este clima, abandonado a su
suerte al vasto de los años, de los siglos. Tampoco dice lo que es, solo dice
el sufrimiento, el dolor, el pasado y la traición… el desengaño, la barbarie,
la vida diurna, o el vivir en la calle antes de que lo esté, la negatividad del
amor. Y el pasar necesidad, no luchar por un sueño, decir que ya no puedes.
Matar a alguien la injusticia humana, en definitiva: La opresión y la dependencia.
La ley dice: no mates, La justicia de los hombres del Club dice: sin la forma
original y divina, calle y siliénciese siempre el pobre.
El
corredor de la margen derecha del río, ofrecía un sol distinto, el cieno
ocultaba mújoles muertos solo de hacía días. Había sentido algo horrible, mas
no sabía muy bien lo que pasaba… En el espigón, llegando al faro, se erguían,
empalados, dos javalíes vietnamitas. Su salud estaba, su recortada también,
todavía quedaban chirolas… estaba claro, era un sitio deshabitado. Nadie en la
playa tampoco, nadie bajaba desde la ciudad, pero, ¿qué hacía yo en ese
lugar?...
Tenía
hambre, pero fumaba, y bebía priba, la que me quedaba, casi siempre birra, y
tequila de la petaca. Cociné un par de estos mújoles. Había pan en la mochila,
quizás mi madre me lo había puesto ahí antes de partir. Pero, ¿quién me había
dejado el coche para venir hacia aquí?
Sigo
haciéndome la cabeza polvo pensando en que quizás estoy donde me he
merecido… ¿Por qué esos tipos hablaban
en pasado?, ¿en primera persona?....
Era
ya el segundo día que estaba allí, y no había señales de vida, solo un mundo
natural y animal totalmente devastado. Ahora volaban un par de gaviotas por ese
cielo beig oscuro, por ese castillo que se construye en el horizonte, y bajo
una neblina que olía a sangre coagulada, y a gas butano.
El
color de mi piel, ahora ya me hacía recordar el de la suya cuando la vi en esa
red de pota. Era un holograma simplemente. Las argollas en el varadero no me
habían cobijado ni tan siquiera de este cielo, cambiante por momentos,
lupanares, tornasoles y tragaluces. Era más seguro quedarme aquí aunque no
hubiera nadie. Tenía la sensación de que me había pasado algo, pero no
recordaba el qué. La noche estaba siendo fría, nadie más había, ¿qué más sabía
nadie?, nadie en la alameda, nadie, nadie…
Seguí
por una calle inclinada y estrecha. Olía ahora a incienso y a vela quemada. Me
alejé hasta llegar a un lugar que decía en un cartel apenas visible: “Matadero:
Local e Ensayos”.
Entré.
Estaba todo oscuro. Encendí el móbil. ¡Coño! ¡Tenía móvil! Apareció de la nada.
La escena ofrecía un aspecto de estudio. Algo musical. Sí, es cierto: habían
partituras esparcidas por el suelo, un xilofón, garimbas tiradas… Trozos de
chustas milimétricos. Y una música. Sí una música que estaba haciendo alguien
en dos habitaciones más al centro de la estancia.
Me
dió un escalofrío, y salí a fumar afuera. Al permanecer ahí, vi, a lo lejos dos
trabajadores que se acercaban con espingardas y pantalones bombachos…
-
¿Qué hace aquí? ¿Por qué busca al hijo
del hombre aquí?
-
¿Quiénes sois?
-
Somos los eskándalos. Ensayamos aquí.
-
Ahaha…
¿y por qué no hay más gente por aquí?
-
¿Por qué debería de haber más gente?
-
No sé, se nota que este es un lugar
inhóspito, deshabitado…
-
¿Quién es usted? ¿y qué hace aquí?...
-
…No
recuerdo nada.
-
¿Por qué no recuerda nada? ¿Quizás no
sepa ni dónde está con ese litro en la mano?
-
…¡Ostias! Ni me había dado cuenta…
(Se
lo estampa a uno de ellos en la cabeza)
Año
3036, Principado de Golamar. Hespaña. U.E.
-
“Damas y caballeros. Es un honor y un
placer para mí este día poder presentarles a un grupo que…” (lo interrumpen)
-
…Lo siento Miguel Pedro, un hombre se ha
tirado de un quinto piso, dicen que es su hijo…
-
Llamen a la policía...
El
día en el que me ofrecieron cantar en esa banda, no había comido. Trabajaba más
de 20 horas diarias, más que de sol a sol, cobrando menos del salario mínimo
interprofesional y en negro. Escuchaba grandes bandas y encima tocábamos en
otras, propias, nuestras. Cada día me alegraba de estar vivo… Esa alegría que
me inundaba la utilizaba para crear música. Pero era algo inconsciente, algo
que se sentía, que se presentía y se vivía… Perseguía un sueño, algo quizás
etéreo… luchaba un poquito más, sin esfuerzo apenas, y todo lo conseguía…
-
¿Puede que fuera esa la Organización
secreta?...
-
Sí, me engañaron.
-
Descubrieron que usted la engañaba a la
otra, “la torellaba”…
-
Después de unos breves días ya me había
enamorado de otra mujer…
Ella
ya lo sabía. Por eso me dejó. ¿Qué había pensado: que ella había hecho lo mismo,
enamorarse de ese pavo en solo una semana?
-
Ahora
ya... Trabaja para ellos. La tapadera era una banda de jazz. Mas en realidad
era una Organización clandestina de trata de blancas y de tráfico de
estupefacientes. No corrí esa semana. Me bajé al Raso con mi celular y estuve
haqueando todas las cuentas de todos los jugadores. También las de Toro.
Seguidamente, me interné en casa con víveres suficientes, después de la muerte
de sus padres; Me tiré allí 25 años.
-
¿Y qué hizo allí tanto tiempo?
-
…Solamente escribir y escuchar música…
-
¿Con quién has hablado antes? ¿Quiénes
eran esos dos hombres?...
-
¿La mujer y el hombre se refiere?...
-
Sí.
-
Eran mis padres… Ahora solo fumo porros
y bebo birra…
-
Sabe que así puede morir tarde o
temprano, ¿no? ¿por qué cree que pasa eso? ¿su apatía? ¿su desgana?... ¿Cree que
es lo que hace todo el mundo?
Crises
y Ocres de heptos consagrando la gran Organización. Anaqueles, alpones,
barracones para una especie que no sabe hacia dónde va, que quiere morir, en su
defecto, huir de la realidad. Cuando encontré a dios, creo que también cantaba
el tío ese. Cuando oí estallar el recinto ferial, osea todos esos pequeños
mundos, lo comprendí. La jurisprudencia ante la tentativa de enmienda así como
la ley de seguridad laboral, mi red label de todos los miércoles, la sotana que
utilicé para el homicidio y dios Padre. Solo en cualquier otro momento, podría
morir.
-
¿Cuándo dice lo del homicidio, entonces
reconoce que es verdad que mató usted?
¿a quién ha matado? Dígalo claro:…
-
Herodes era yo. Primero lo ejecutó mi
tío, luego, desapareció del patronato y ya no se escenifico jamás en “Semana”.
Ahí es cuando se fundó la primera organización, osease: ” El Club”. Para dar
muerte a todos los primogénitos, a todos los sin techo, a todos los que ya no
seguían la creencia de dios. Para eso adoctrinábamos a futuros cantantes.
Mientras tanto, “Ellos”, financiaban el club de Nuevo Fútbol Mariners Golamar,
el más grande…
-
¿Quién conseguía financiar esa,
susodicha, organización, ese Club?...
El
cielo se cubrió de espera, ya no era lo mismo. Las Galas habían perdido mucho
de su esplendor, la gente vive hoy para ser un elegido, no nos engañemos.
Quieren ser más que otra persona, no es por propio crecimiento personal,
espiritual, sino por puro primer mandamiento de la ley del Fali: “Amarás a dios
sobre todas las cosas y al prógimo como a ti mismo”.
Las
guindillitas y los motivos figurativos descansaban el aire para acariciar con
los labios, el color de las esclusas, desengañáos: no nos necesitamos… Creéis
comprender que el mundo es dejarse llevar haciendo dinero e hijos a consta de
matar al hombre, al mundo, al clima, al ecosistema, a todos esos pequeños
munditos de los que nos completamos, complementándonos, y que nos diferencian a
todos y cada uno. Solo con esa “vida” se puede apreciar esta mitología,
desaparecida ya, de los ciudadanos de la Aldea. Cuando pienso si tengo
enemigos, sí lo digo ahora, esos mismos que te adulaban como corderos en medio
de esos lobos fieros, hambrientos… En realidad lo que querían era derrocar el
sistema, al hombre, al diferente, sobre todo al destacar más que ellos. Nunca
hubo un Club. El Club era yo. En ese tiempo tan… de escalar rangos sociales en
la pirámide matriarcal tanto como patriarcal, aunque se empeñen en decir y
proclamar que todavía no está conseguida la igualdad de sexos. Años atrás,
cuando nadie creía ya en el euro, todos se acomodaron en el nuevo sistema de “las
20 horas”, solo por un poquito más de economía individual y dual. Los caminos
se trazaron en una espiral, en la que nadie hace nada por nadie, esta si se
puede decir que fue la época social, la época, dónde la palabra y el ser
marginado eran una cabeza de jabalí vietnamita empalada, después se introdujo
el fútbol en la vida y sobre todo en ese vuelco que era esa Economía que estaba
en primer puesto del ranking mundial y espacial. Cuando consiguió ese nuevo
novio, saltaban las alarmas del Principado y de Hespaña. Esa noche dormí con
ella. El Napalm que nos sobrevoló en esa velada, no nos preocupó a esas horas,
ya que el ejercer aquella profesión tenía sus ventajas. Todos veían en sus ojos
a esos grupos, a esas bandas, a esos nuevos cantantes que arrasaban, mas no
éramos nosotros esos sosos, eran hologramas grabados previamente de nosotros,
nosotros ya estábamos en otro mundo, un mundo futuro creado antes de morir y de
que desapareciera 3 cuartas partes de la gente de este planeta. Solo 2
opciones: Fútbol o Galas. Nosotros elegimos la segunda opción…
-
¿En qué consistía exactamente ese
trabajo?
-
¿Nunca ha escuchado usted ese “Cucurrucucú
paloma linda”?, por ese tema se cobraron tanto… si no les gustaba un tema, eran eliminados,
los pasaban a un solo infierno por cada 100 años. Al pasar esos años, se
desintegraban, les acontecía nada, eso mismo: la Nada.
-
¿Cómo consiguieron sobrevivir así.
Tantos años?...
-
La Organización lo financió. La gente de
los espectáculos desapareció. La Nasa fue recogiéndolos a todos por épocas,
hasta que solo quedamos nosotros. El fútbol dejó de importar. La gente lo que
quería era que la quitaran de esta realidad tan exasperante. Solo el 20% de la
población mundial trabajaba y cotizaba. La vida cambió… Todo el mundo quería
más… El mundo estalló… La brecha entre ricos y pobres se abrió de forma
megaexagerada. Murió un 72% de la población mundial. El clima también cambió; 2
veces cada año subía una décima la temperatura máxima del planeta. Era
prácticamente imposible sobrevivir en verano a ese sol.
Ahora,
y en la hora, si saben diferenciar el bien del mal, las injusticias sociales,
los abusos, la falta de identidad o la no dignidad de las personas, podrá
entender por y para qué se creó ese Club. Nuestro mundo se destruyó por
completo. Solo nos quedó eso. Mientras tanto, asesinaban a todos esos cabrones
que habían hecho daño a otras personas, a sus semejantes, hasta a nosotros,
sabiendo todos y cada uno de ellos, hacia dónde se dirigía a partir de ahora la
humanidad. Nosotros somos esos sicarios a los que pagaban, nada más por una
causa, una causa por cada una de las personas, y ese juicio: la causa de “la
verdad”. La vida nos hizo fríos y egoístas. Nadie quería perderse ser un
“elegido”. Para ello, otras personas “limpiaban la zona”
sin utilizar las armas, sin necesidad de que interviniera el ejército y las
fuerzas de seguridad. Todo era por un bien individual, y/o familiar. El Club de
Los Cantantes terminó ahí, fue la Redención. Y el fútbol siguió con más adeptos,
más seguidores. Se convirtió en el motor de la economía mundial.
-
…Tire esa recortada al suelo y no le
pasará nada…
-
Una persona sola no es nada, y nosotros
estamos solos. Nadie nos ha ayudado.
-
¿Por qué motivo tendría que venir ahora
un hombre, que dicen que viene a salvarnos, por el que nos han dicho que viene
a traernos al Planeta, a los que hemos sobrevivido y nos hemos quedado, de
nuevo, la causa de “la verdad”?
-
…Entra al “Matadero: Local e Ensayos”. Dios
ahora también está ahí, sigue con nosotros. FIN
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